26.10.07

De Aves de Mal Agüero y Celestinos (Parte I)

¡La sangre llegó al río! No, ni mucho menos. Pero, cualquiera que haya visto ciertos programas televisivos o leído ciertos diarios podría pensar que ha sido así. Los comentarios del presidente García, denunciando lo que él considera la mala intención de algunos medios periodísticos, desencadenaron semejante revuelo. Se alborotó el gallinero, sin lugar a dudas.
Hoy, el director del diario Correo, Aldo Mariátegui, con quién discrepo en muchas cosas, pero cuyos comentarios son, o parecen ser, la mayor de las veces, sinceros, publicó el siguiente comentario editorial, títulado "Subsiste Don Celestino." Lo pongo aquí integro porque me parece digno de leerse. Disfruten, y si los hace rabiar, coméntenlo.

Subsiste Don Celestino

Cuentan los veteranos memoriosos que hace muchísimos años existía un parlamentario llamado Celestino Manchego Muñoz, gamonal serrano de horca y cuchillo que había llegado allí por ser un típico cacique político provinciano.
Don Celestino solía pernoctar ruidosamente durante las sesiones y, cuando despertaba, le preguntaba a su vecino de turno: “Dime de qué se trata lo que están hablando para pararme y oponerme”.
Don Celestino sigue aún vivo. Se propone crear una central estatal de compras –que ha funcionado muy bien en Chile e Inglaterra– para evitar chanchullos y se oponen. Se traen computadoras para niños pobres dentro de un proyecto mundial muy bonito –lean a Tomás Unger al respecto– y se oponen. Se nombran empresarios reconocidos para reconstruir bien el sur chico y se oponen. Se plantea que se distribuya parte del canon minero a la gente más pobre de la región para mejorar rápidamente su paupérrimo nivel de consumo (en cristiano: para que coman y vivan mejor) y se oponen. Se bajan aranceles para mejorar competitividad y abaratar el costo de vida (en cristiano, nuevamente: para que coman mejor) y se oponen. Se nombra a una magistrada proba y capaz para luchar contra la corrupción –dado que la Contraloría y el Ministerio Público no sirven para nada– y se oponen. Se ordenan exámenes para medir la capacidad de los maestros y se oponen (como el arequipeño Guillén). Se propone la pena de muerte –que sí funciona– para frenar la criminalidad violenta y se oponen. Se abre un estricto penal en la Sierra para enviar allí a los delincuentes más avezados y aislarlos de sus redes limeñas y se oponen. Se les pide a las regiones que pasen sus proyectos antes por el SNIP para que no lo gasten en estupideces, como el monumento al lagarto, y se oponen. Se hace un censo –algo anticuado, incompleto (faltó nivel de ingresos, por ejemplo) y apurado, pero muchísimo mejor que uno anterior muy elemental y muy mal hecho– para actualizar la data del país y se oponen. Se ubican veinte megaproyectos mineros para desarrollarlos velozmente y no perder el buen momento para atraer inversiones y se oponen. Se pide el voto libre para que por fin sufraguen los enterados sin coerciones y se oponen. Se decide supervisar a las ONG para que no se nos metan violentos, narcos o Bin Laden por allí y se oponen. Se eliminan exoneraciones tributarias en la Selva que sólo les han servido a los contrabandistas y se oponen. Se penaliza a las marchas vandálicas y se oponen. Se procura un TLC con EEUU para asegurarnos para siempre la entrada al mercado más rico del planeta y se oponen. Se persigue rebajar los absurdos impuestos a los espectáculos para que puedan venir artistas de primera al país y se oponen. Se presenta una nueva ley de la carrera judicial para comenzar a arreglar ese desastre llamado PJ y se oponen.
¡Puta que es bien difícil este gallinero!

Aldo Mariátegui, Diario Correo, Lima, 25 de Octubre de 2007

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