8.4.08

Leguizamón vs. Reyes

Ha pasado muchas lunas desde mi último comentario. Otras ocupaciones me han distraido. Ciertamente hay mucho que comentar, pero empiezo con un tema quizás leve, a comparación del resto de cosas que hay por tratar: la bronca entre el jugador del Deportivo San Martín, Mario Leguizamón, y la arbitro, Silvia Reyes.
Aconteció en el partido del pasado fin de semana entre Deportivo San Martín y Alianza Atlético, cuando la juez expulsó al mediocampista del San Martín. El jugador, enojado por la expulsión, requintó sobre la juez; y luego, ya fuera del campo, lanzó fuertes insultos hacia ella ante las preguntas de los reporteros. Para qué repetir lo que dijo. Es suficiente decir que hubiese ofendido a cualquier mujer que lo escuche, y quizás a no muy pocos hombres. Pero, reabre nuevamente la discusión sobre la participación de la mujer en el fútbol profesional.
Se arguye que las mujeres arbitros sólo deben participar en el fútbol femenino. Apuntan además que en las ligas más importantes del mundo no hay mujeres arbitrando partidos. Se dice que las mujeres no tienen el temple para dirigir partidos entre hombres, en los que la testosterona fluye tanto como el sudor.
Los otros abogan por la igualdad de las personas, independiente de factores como el sexo, la raza, la nacionalidad, etc. Por lo tanto, la mujer debe ser libre de participar en toda profesión u oficio que ella quiera. Es imposible contradecir este principio legal, moral y ético.
Dicho esto, debemos entonces permitir que las mujeres participen en el fútbol profesional ya sea como arbitro (y salvo por las "imperturbables" reglas FIFA) hasta como jugadoras... siempre y cuando puedan realizar la labor al mismo nivel que los hombres. Habría entonces que analizar, fría y objetivamente, si la Srta. Reyes da la talla como la dan sus colegas masculinos. Si la da, que arbitre el clásico Alianza Lima vs. Universitario si es posible.
Pero, "dar la talla" implica más que saber aplicar la ley del offside, o saber cuando un tiro libre debe ser directo o indirecto. "Dar la talla" significa también tener la susceptibilidad de un hombre durante el cumplimiento de sus funciones. Si a la juez se la protege de una palabra o un gesto que la pueda ofender de manera que no ofendería a un hombre, dicha mujer no esta participando en igualdad. Después de todo, un campo de fútbol tiene más en común con un puerto lleno de estivadores que con un salón de té. Más allá de eso, el respeto que se le debe a un arbitro dentro de la cancha se basa en su condición de autoridad, no por ser hombre o mujer.
Que quede claro, las declaraciones del Sr. Leguizamón fueron sumamente ofensivas y deben ser castigadas por quienes corresponde. Pero, también debemos repudiar que la Srta. Reyes, al rechazar las disculpas públicas de jugador, se haya referido a la falta de "caballerosidad" del jugador (trayendo además a colación a la madre del jugador) y a su extranjería. Reclamar caballerosidad es pretender que se la trate como una dama y no como un arbitro. Hablar de la condición de extranjero del jugador es caer en la xenofobia, exigiendo sin mayor razón de un extanjero más de lo que se exige de un nacional. ¿Se puede hacer eso y a la vez reclamar igualdad para trabajar?