7.11.07

Affaires Peruanos

La semana pasada un amigo me alcanzó unas cintas de video de un programa estadounidense llamado "A Current Affair". El programa se trasmitió por la cadena Fox, cuando ésta empezaba como cadena televisiva en los Estados Unidos, allá por 1986. Decir que el programa era un noticiario sería demasiado. Era más bien un programa en el que se reportaba alguna u otra noticia de cuestionable importancia, pero la mayoría de contenido era escándalos, chismes, y demás reportajes sensacionalistas. Este tipo de reportajes le dió éxitos en el rating, y ocasionó que las demás cadenas televisivas crearan programas parecidos. Pero, pasado el auge, el programa salió del aire. Nunca a nadie en Norteamérica se le ocurrió tomar a "A Current Affair" - o sus competidores - como un noticiario serio, aunque no hubo mayor cuestionamiento a la credibilidad de sus reportajes. Ningún ciudadano buscó aquel programa para enterarse del acontecer del país o el mundo. Ningún político actuó alguna vez en base a alguno de sus reportajes. En pocas palabras, "A Current Affair" era un programa muy visto pero de poca monta.

Es bastante conocida la linea noticiosa de la cadena Fox. La cadena del magnate australiano, Ruppert Murdoch, se caracteriza por emitir reportajes tendenciosos, en claro apoyo de la extrema derecha del Partido Republicano de los Estados Unidos. Sus noticieros, sus magazines, sus talk shows, todos siguen la misma linea. La trascendencia de la cadena para los norteamericanos no yace en su veracidad o su imparcialidad. Está en la habilidad de Murdoch de acaparar el mercado por medio del número de canales que forman parte de su cadena (e.g., en un solo mercado puede haber 4 ó 5 canales de Fox, incluyendo los canales de cable); el control del mismo de las compañías de tv por cable y satélite; la concentración de diferentes medios de información en varios de los más importantes mercados. Este es un problema del que nos encargaremos en otra ocasión.

Al ver los videos del programa de la Fox, me pareció ver el molde de varios de los "noticieros más importantes" de la televisión peruana. Anoche, la edición principal de América Noticias me dió la razón. El noticiero - ya dudo si debería usar esta palabra para describir lo que presenta América TV - volvió a dedicar la gran mayoría del tiempo a reportar accidentes, crímenes y desgracias privadas, cuya trascendencia para los televidentes es, por lo menos, dudosa. Insisto que hay accidentes, crímenes y hasta desgracias privadas que son noticia; pero la mayoría no lo son.

Anoche, por ejemplo, pudieron dedicar más tiempo a reportar el probema sobre la obras en la Avenida Faucett; la elección de una peruana como Vicepresidenta de la Empresa 3M; el voto en el Congreso norteamericano por el TLC; los intentos por la negociación de un TLC con la Unión Europea; el intercambio cultural entre Lambayeque e Italia; las protestas en Venezuela; el llamado de atención de la OEA hacia el caso de las muertes en las cárceles argentinas; los problemas en Pakistán; etc. Hubo una infinidad de noticias de mayor importancia e interés, y que hubieran indudablemente ayudado a la formación del pueblo - además, claro está de informarlos. ¿Hasta cuándo seguirán obviando su responsabilidad en favor del rating? No tenemos necesidad de un Affair Peruano.

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Para no irme muy lejos del tema, "Prensa Libre" decidió "reportar" el arresto del nieto del Gral. Juan Velasco Alvarado. El hecho de tratarse del nieto de un ex-presidente aparentemente convirtió al pobre hombre en un personaje de interés, que por tanto ameritaba reportar sus obvias batallas con demonios internos (de ahí lo de "pobre hombre") y sus fechorías. Al parecer nadie trató de encubrirlo ni protegerlo de las probables consecuencias penales, así que por ese lado no había noticia que reportar. Entonces, no me queda más que preguntar: ¿había alguna necesidad de reportar este supuesto crimen común? ¿lo hubieran reportado si se tratase del nieto o tataranieto de otro ex-presidente, por ejemplo de un Belaúnde Terry o siquiera de un Ramón Castilla o Manuel Odría?

Ya que la noche anterior América Noticias había reportado el hecho, ¿había alguna necesidad para que Prensa Libre lo vuelva a reportar? Nos queda claro que el interés en volver a reportar esta "triste historia", como la llamó Rosa María Palacios, era vengarse de una manera desleal - diría que hasta cobarde - por todo lo que se repudia del Gral. Velasco. De qué otra manera se puede explicar que se acabara el reportaje justamente con una retahila de acusaciones al régimen velasquista. Si es así, me parece veraderamente triste que alguién en nuestros medios de comunicación sienta la necesidad de aprovecharse de la desgracia de terceros para resarcirse de la ofensa cometida por sus antepasados.

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¿Es creíble consultar a Fernando Rospigliosi y Carlos Tapia sobre asuntos de terrorismo y narcotráfico? ¿El curriculum profesional de ambos da para tanto? ¿No sería igual preguntarle sobre las virtudes de la Convención de Ginebra al ex-Secretario de Defensa Donald Rumsfeld?

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El fin de semana pasado, Katia Duharte presentó un correcto reportaje sobre los problemas que obstaculizan los avances en la reconstrucción del sur del país. Para variar, Raúl Tola apuntilló la nota con sus comentarios, entre los que dijo "lo que está claro es que nadie quiere ejecutar" el dinero. Quizá tenga razón, pero lo que está verdaderamente claro es que nadie - especialmente ciudadanos de honor y reputación - quiere verse dañado por acusaciones de corrupción. Y, lamentablemente, el Perú de hoy está infectado por un clima de sospecha, en la que cualquiera lanza acusaciones, rumores e insinuaciones. El interés por protejer al país de la corrupción se ha unido al interés de algunos por figurar a cualquier costo y al de otros por simplemente oponerse a lo que tengan en frente. En este clima, ¿quién va a querer ejecutar nada? Y para muestra, un botón: Tola cerró con la amenaza de que ante la "sospecha de corrupción", "seguiremos el dinero." Me pregunto: si nadie quiere ejecutar nada por no tocar el dinero, ¿qué dinero van a seguir?

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Luego de apagar el reciente incendio en Mesa Redonda, los bomberos apuntaron a la responsabilidad de la ciudadanía al crear situaciones de eminente peligro y al descuidar su propia seguridad. Dijo uno de ellos: "tenemos que aprender." ¡Cuánta razón tienen! Me hizo recordar las declaraciones de varios pasajeros durante plena campaña en contra de los buses-camión, quienes preguntados sobre porqué viajaban en esos buses sabiendo de los riesgos que ellos presentaban, simplemente respondían: ¿qué vamos a hacer? tenemos que viajar y los pasajes en las otras compañías son más caros." A veces, la letra ni con sangre entra.