16.10.08

Etica Periodística

Un día cayó el gabinete ministerial, y pocos días después había una nuevo. El presidente García llamó al Sr. Yehude Simon a presidir este nuevo gabinete. Y, en menos de lo que se tardaba en cantar la marsallesa aprista, empezaron a llover las críticas y empezaron las "investigaciones." Aquellos que hasta entonces habían sido ignorados, o quizá alavados por la prensa, se volvían en blancos de cuestionamientos. Bueno, esas son las incongruencias de la democracia.

Pero, más allá de la validez de los cuestionamientos sinceros están las insinuaciones tan gratuitas como viles. Lamentablemente, parece que nuestros medios de comunicación pretenden validar esa clase de periodismo. Ya que muchos de los culpables ven en el escritor Mario Vargas Llosa a un paladín de la ética y la libertad de expresión, veamos lo que dijo el escribidor en el diario chileno, El Mercurio, allá por el año 1983. Vargas Llosa criticaba al escritor Colin Harding, diciendo:
Se trata de un propagandista disfrazado de periodista, de un escriba que hace pasar sus opiniones como informaciones. Hace algunas semanas tuvo la extraordinaria desfachatez de afirmar que los ocho periodistas asesinados en Ayacucho lo fueron para impedirles denunciar la existencia de bandas paramilitares en esa región, lo que equivalía a acusar al Gobierno peruano de tramar y ejecutar alevosamente el crimen. Ni la más remota prueba apoya semejante acusación; ni los más parcializados enemigos del régimen lo han formulado en el Perú. El señor Harding no exponía esta tesis como una opinión personal, sino como una "evidencia", que él, informante objetivo, ponía en conocimiento del público británico.

El señor Colin Harding perpetra sus contrabandos -minúsculos, casi subliminales- mediante el uso, diestro y avieso, del condicional "parecería que", "se dice que", "habría ocurrido que". Es un tiempo verbal a cuya sombra se cometen a diario las peores vilezas periodísticas, y todo órgano de prensa digno debería abolirlo de sus páginas. Tiene el dudoso mérito de constituir una coartada, que exonera al autor de la responsabilidad de sus convicciones o fantasías, y de trocar a éstas en hechos difusamente objetivos, en huidizas verdades que el periodista parece haber sorprendido en la realidad y limitarse a transmitir. Es la primera técnica que debe dominar un narrador de ficciones para que sus mentiras finjan ser verdades. Aplicada a la información, su uso es siempre un abuso, porque ella inevitablemente disuelve las fronteras entre la objetividad de los hechos y la subjetividad del que escribe y hace pasar gato por liebre de una manera imperceptible.

El Periodismo como Contrabando, "El Mercurio", 10 de Septiembre de 1983.

El "contrabando" del que habla el Sr. Vargas Llosa se perpetra en nuestro país a diario. Y, ya no sólo en los periódicos, sino también en los medios televisivos y en la radio. Y, lo peor, en la televisión el uso de métodos de edición, la música de fondo, tiene un efecto aún más contundente.

El martes por la noche el programa Prensa Libre emitió un reportaje en el que se pretendía inmiscuir a la congresista Luciana León con el caso de corrupción en el que está profundamente embarrado su padre, Rómulo León Alegría. El miércoles por la noche emitieron otro reportaje acerca de Remigio Morales Bermúdez, cuestionando su relación con el nuevo Premier. No decimos con esto que la Srta. León ni el Sr. Morales Bermúdez estén libres de polvo y paja. Lo que acusamos es el descaro con el que se insinua deshonestidad de su parte y se les cuestiona abiertamente sin la menor prueba. Como dijo la propia Sra. Rosa María Palacios, "sólo estaban dejando pistas, nada más." Es decir, estaban insinuando, acusando directamente, y escondiendo el dedo acusador. Verdaderamente desleal y vergonzoso.

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Anoche se llevó a cabo el tercer y último debate entre los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, el demócrata Barak Obama y el republicano John McCain. Fue interesante escuchar las explicaciones de ambos candidatos sobre sus propuestas electorales. Barak Obama dijo estar a favor del TLC con el Perú, y en contra de un TLC con Colombia. Ninguno expresó idea alguna sobre las consecuencias de la crisis financiera sobre el resto del mundo.

Dicho sea de paso, también fue interesante ver el debate entre los candidatos a la vicepresidencia norteamericana. El candidato demócrata, Joe Biden, de larga trayectoria en el Senado norteamericano, demostró su experiencia y habilidad. La candidata republicana, Sarah Palin, tan cuestionada por su inexperiencia, se dedicó a repetir respuestas y discursos aprendidos de memoria, sin responder a las preguntas interpuestas por el moderador. En nuestro país pasó algo muy parecido cuando Mario Vargas Llosa debatió - o intentó debatir - con Alberto Fujimori. Nada más patético.

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