23.9.07

Fujimori y la Ex-Tradición

El acontecimiento político del año empezó el 20 de setiembre: la Corte Suprema de Chile ordenó la extradición de Fujimori. Difícilmente habrá algún otro hecho este año que opaque esta noticia. La cobertura de esta noticia por la prensa peruana ha sido hasta ahora aceptable.

Desde el anuncio del fallo de la Suprema chilena, los principales medios han narrado los hechos con bastante objetividad. Si bien es cierto que el análisis que han ofrecido los medios hasta ahora ha sido "ralo", se ha expuesto el punto de vista de ambos lados. La prensa en general ha dado amplio espacio para los comentarios de los fujimoristas. Esto último es importante, por mucho que no estemos de acuerdo con ellos.

La falta de análisis quizá se deba a la falta de analistas serios, pero eso no es necesariamente culpa de los medios. En los meses que duró el proceso de extradición, los "talking heads" más conocidos de la política peruana se dedicaron a dar hipótesis tan variadas como disparatadas (e.g., que la extradición no se daría porque había un arreglo entre los gobiernos de los dos países; que no se daría porque había un arreglo entre el Apra y los fujimoristas; que no se daría porque los miembros de la Corte Suprema de Chile eran fascistoides; etc.) Si la memoria de los peruanos no fuese tan corta, o si el público fuese más exigente, aquellos analistas hoy no tendrían trabajo. Pero, en fin, es una idiosincracia más de nuestro pueblo.

Lo verdaderamente objetable de esta noticia ha sido la decisión de las autoridades de romper con la tradición de mostrar al reo ante la prensa. No digo que se debía mostrar al extraditado vestido con traje rayado y encerrado en una jaula, pero era necesario verlo enmarrocado y sometido ante la justicia. Desde ese punto de vista, no sólo se ha interrumpido esa tradición, sino que se ha roto la promesa de no darle tratamiento preferencial a Fujimori.

Es que la alicaída justicia peruana, y su ultrajado sistema anticorrupción, necesitaba de ese tipo de espaldarazo. Los peruanos necesitaban ver esas imágenes por la misma razón que necesitaban ver al capturado Montesinos bajando del avión que lo trajo de Venezuela. Esas imágenes hubieran servido para darle al público una razón más para creer en la justicia peruana, para volver a confiar en que los corruptos serán castigados tarde o temprano. Era necesario ver a Fujimori esposado y sometido a la autoridad de nuestro país, porque ello nos daría a entender que en nuestro país ni los poderosos pueden escapar a la justicia.

El gobierno ha perdido una valiosísima oportunidad. Podrían haberlo logrado con tan sólo permitir que los medios se acerquen un poco más al avión que trajo al extraditado. Pero, en vez de ser así, vimos a unos policías tratando de lidiar con las maletas del reo, cual servicio doméstico. Peor aún, la brevísima imágen que se vió del reo, lo mostró sin esposas, subiendo al vehículo policial tan campante y por su propia cuenta. En vez de algo bueno, esto nuevamente nos ha dejado con la fastidiosa interrogante si el gobierno ha cedido ante las exigencias de Keiko Fujimori y sus aliados. Quizá hubieran podido evitar esto emitiendo fotografías oficiales de los acontecimientos, pero hasta ahora no lo han hecho. Otra oportunidad derrochada.

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